La
asociación Memorial de la Orbada, en colaboración con un equipo
de arqueólogos, ha organizado una campaña de exhumaciones de
enterramientos clandestinos de víctimas de la Guerra Civil localizados
en el encinar llamado monte de La Orbada. Está previsto que comience el
lunes 24 de junio y se extienda hasta finales de agosto, según explican
Severiano Delgado y Luis Castro, presidente y secretario,
respectivamente, de la asociación Memorial de la Orbada, presentan este
sábado junto a Ricardo Ortega Ruiz, arqueólogo director técnico.
Durante la campaña se estudiarán siete lugares donde todos los
indicios apuntan a que hay enterramientos clandestinos, algunos de ellos
de numerosas personas. Una iniciativa que forma parte de las clases
prácticas de arqueología forense de la Universidad Complutense de Madrid
(UCM). Así, los trabajos los llevarán a cabo unos ochenta estudiantes
de la UCM y de la Universidad de Barcelona, bajo la dirección técnica de
Ricardo Ortega, profesor asociado de la UCM.
La campaña se financia con las matrículas abonadas por los
estudiantes y el trabajo gratuito de los voluntarios, por lo que no va a
costar ni un euro a los fondos públicos. La asociación Memorial de la
Orbada se ha constituido recientemente y está formada por varias
personas que se han desvinculado de la Asociación Salamanca Memoria y
Justicia.
A mediados de enero de 2012, un equipo de arqueólogos de la
Universidad de Madrid realizó diversas prospecciones sobre el terreno en
busca del lugar exacto. Para ello se valieron de un método químico que
percibe los cambios en la tierra, diferenciando incluso la existencia de
restos de animales de seres humanos. Los primeros resultados
confirmaron la presencia de cuatro fosas y la posibilidad de otras doce.
Precisamente este equipo es el mismo al que se pretendía que
identificara los restos hallados en una fosa de Pelabravo en 2007 y los
que se exhumaron en dos fosas en Pedrotoro.
Aunque la labor es ardua, pues desde la Guerra Civil, lo que eran
tierras comunales en La Orbada se fueron roturando constantemente. “Era
frecuente que salieran a la luz restos de seres humanos, se supone que
los metían en un saco y se deshacían de ellos”, explicaba a este diario
Severiano Delgado, presidente de la asociación.
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